¿Alguna vez os habéis planteado cuál es la mejor peor forma de empezar una semana? Yo no, jamás. Al contrario, siempre que me levanto un lunes deseo y espero tener un buen día para poder saborear esa sensación el resto de la semana. Pero, ¿qué pasa cuando tu lunes es un día de mierda? Pues eso, que ya sabes lo que te espera.
Pero no adelantemos acontecimientos. Hoy ha sido un día muy largo en el que me ha dado mucho tiempo a soltar mogollón de pestes, todas las que me sé una y otra vez, hasta agotar la lengua, hasta quedarme sin saliva y sin aliento. Y no, no exagero: muy, mucho, mogollón, todas, agotar... Son términos habituales en mi lenguaje, pero hoy han cobrado un significado pleno.
La razón, sencilla: me han denunciado. ¡¡A mí!! ¡¡Me han denunciado a mí!! Pero... si soy una ciudadana modelo: pago mis impuestos puntualmente, ayudo a quien lo necesita (y a quien no también), colaboro con la protectora de animales de Malagón, soy respetuosa con los mayores, cruzo por todos los pasos de cebra, reciclo hasta los envoltorios de los chicles y, jamás jamás he matado, robado y/o maltratado. ¡Y me han denunciado a mí!
Venga, doy los detalles para que os asombréis tanto como yo: según la sección de medioambiente del ayuntamiento de Ciudad Real, yo (osea, yo) dejé dos bolsas de basura en la calle que fueron encontradas por dos operarios (¡qué casualidad!) con poco estómago y además dejé dentro mis datos (alguna carta o remite o algo) para que supieran que había sido yo...
Voy a dejar claras un par de cositas:
- Jamás he dejado en la calle una bolsa de basura. Si está lleno el contenedor, tengo la absurda costumbre de irme a otro para depositar en el interior mi basurilla.
- Jamás arrojo a la basura documentos con datos personales (¿tú sí? ¿estás loco?), no soy tan idiota. Los destruyo.
- Jamás tiro papel a la basura, reciclo absolutamente todo lo que sea reciclable.
- ¿Para qué coño me voy a ir a otra calle para dejar mi basura en el suelo?
Pero es que va a ser que no, que yo no he sido. Se me ocurren varias explicaciones:
- Que algún gilipollas decidiera sacar mis bolsas de basura del contenedor para llevárselas un par de calles más lejos (¿afán decorativo?). Y eso contando con que se me hubiera colado algún documento con mis datos...
- Que alguno de los operarios sin estómago que abrió las bolsas de basura anduvo rebuscando entre los restos orgánicos y la mierda de mis gatas (tengo dos y bien gordas, y ya lo dice el refrán «Como come el mulo, caga el culo») hasta encontrar un documento en el que figuraban mis datos «alto y claro», supongo que en versalita, a 12, negrita y subrayado (¿alguien da más?).
- Que la otra persona con la que comparto (¡qué casualidad!) nombre y primer apellido y que, ¡qué casualidad!, vive en la misma calle donde aparecieron las bolsas de basura, recibiera una carta mía por equivocación y que en un alarde de estupidez decidiera tirar mi correo a la basura, a SU basura; y que además sea una puta guarra y la dejara en la calle. Puede ser, ¿verdad?
- Y ya, en un arranque de paranoia he pensado que todo es una conspiración política con afán recaudatorio para remodelar el despacho de alguna alcaldesa, ―no daré más datos―. Desde luego no pienso participar en esa vorágine.
¿Dónde dejé lo de la ira? Bueno, pues eso, que han destapado mi propia caja de Pandora, así que se vayan preparando los señores concejales, operarios y su puta madre porque pienso denunciar todo aquello que me parezca injusto e intolerable. Empezaré por reclamar mi denuncia por «ciudadana aplicada», seguiré por mi salto triple mortal con doble tirabuzón hacia atrás en el agujero sito en mi calle que me provocó la rotura de ligamentos, y seguiré por el acerado que lleva desde la ronda a mi centro de trabajo...
¡Señores administrativos, aprietense los machos!
¿Te han respondido ya? Ponnos al día!
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