jueves, 16 de junio de 2011

Número 2: de hospitales va la cosa

Para quien no me conozca: soy una tirillas, sí, ¿y qué? A los 30 ya tomaba de media 4 pastillas al día, sin incluir el protector gástrico. Obviamente el bocadillo de calmantes no es parte de la dieta mediterránea, pero qué le voy a hacer. ¿Y por qué digo esto? Porque en la actualidad tengo dos frentes abiertos, dos batallas de mi afán reclamatorio: 1, la que ya conocéis, la denuncia por «guarra» ―no la menda, sino mi tocalla―; y 2, la que ahora os relato...
Érame que me era un 29 de Enero depositando el plástico en su correspondiente contenedor de reciclaje (¡para que luego digan!), hallome cruzando la calle cuando pisé un hermoso agujero en el asfalto y me pegué un señor porrazo. Consecuencia directa de la señora hostia fue un esguince de grado III, ¿y qué conlleva? Pues 40 días de escayola, rehabilitación hasta mediados de mayo y un dolor e hinchazón constante que, a día de hoy, aún me tiene sin poder andar como una persona normal.
A lo largo de este tiempo me ha pasado casi de todo, bueno y malo. ¿Bueno? Venga sí, que me ha dado para escribir mucho, entre otras cosas un monólogo haciendo a mi pie el principal protagonista. ¿Malo? Estando con el yeso, se me murió Bichi en los brazos, sin poder hacer más que llorarlo, y peor aún, operaron a mi madre y no pude estar con ella. Así que esas, entre otras cosas, me han tenido algo más de 4 meses y medio atrapada en una obligada paciencia que casi había apaciguado mis ansias reclamatorias.
He dicho «casi», sí, porque igual si no me hubieran denunciado por «guarra» ―no yo, sino mi tocalla―, no me habría lanzado a esta protesta. Afortunadamente me están orientando en la redacción de mi reclamación :-) Sí, ya me han dicho qué y cómo solicitarlo, pero... Ains, estas administraciones nuestras, cómo son. Alargan y alaaargan y alaaaaaargan innecesariamente todos los procesos. Y porqué no, hablemos en plata: nos joden si pueden.
Hoy me han tocado los huevos por enésima vez, cosa que ha alimentado mi afán reclamatorio y me he visto en la necesidad de contarlo (¡eso o exploto del cabreo!). Una señorita muy amable me ha llamado a eso de cinco de la tarde y me ha dicho:
―Verás, que te han cambiado la cita del viernes que viene para el día 21 de Septiembre.
¿De Septiembre? ¿¿Septiembre?? Os juro que he pensado que se estaba quedando conmigo, y no he podido aguantarme:
―¿En serio?
―21 de Septiembre.
A la segunda he pensado que se refería al del 2012, así que he optado por cerrar la cuenta y asegurarme, no sin antes deleitarla con todas las vocales:
―Eeeeeeeh, estoooooo, uuuuum, veráaaas, es queeeeee, ¿que digo yo siiiiiiiiiiii no se puede dejar como está?  Si solo necesito que me den unos resul...
Hasta ahí he podido leer (así, a lo Mayra Gómez Kemp), no porque no tuviera más vocabulario que alargar sino porque la agradable señorita de los cojones ha dicho ―supongo que para tranquilizarme―, que si fuera urgente ya me habrían avisado. Y del 1,2,3 he pasado a verme cual Perro Pulgoso, arrastrando de nuevo las vocales de un extremo al otro de la comisura de mis labios.
―Disculpe, sita, ¿podría decirme por qué? Verá es que necesi...
Otro corte y le suelto una retahíla de jdkfhuqhlkhsgfdluigrlk!!
―Según dice aquí (vaya usted a saber dónde lo estaría mirando), el médico se ha pedido el día.
¿¿El día?? ¿Cómo? Pero si me han cambiado la cita para el puto 21 de Septiembre!! ¿Cuántas horas tiene su día? ¿2088? Amos, no me jodas! Pero, lo más importante, ¿es que no hay más putos médicos trabajando el día 24?
De verdad, si a mí ya me da lo mismo lo del pie, casi me consuela que no me hayan llamado (eso que es que estoy divina de la muerte), pero es que necesito que el don traumatólogo que facilite un informe de la lesión para poder adjuntarlo a mi reclamación en el ayuntamiento.
Sí, RECLAMACIÓN Nº 2, reclamación que te crió para que la administración se haga cargo de mis pérdidas económicas (un mes de baja, más los gastos de transporte y medicación) y resarzan los daños morales que he sufrido.
Aunque cada día tengo más claro que las administraciones se ponen de acuerdo entre sí y se alinean con los planetas para que todo se complique un poco más.
De momento mañana me voy de excursión al Hospital General, pedí el día porque me voy a mi pueblo a actuar, pero como el evento es por la tarde, he decidido pasarme desde las 8 hasta las 3 allí, reclamando, hasta he preparado el taperware con el tentempié (yo con muleta... ¡Sé que es malo, pero si no lo digo, reviento!) por si me entra un ansia viva de comerme a alguien.
Ya os contaré.

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